Es una condición de vida que se caracteriza por la combinación de la discapacidad
auditiva y visual. Independientemente del modo y orden en que aparecen la pérdida de la
visión y la audición ésta se debe abordar como una única discapacidad y no como la
suma de dos discapacidades.
La sordoceguera es una discapacidad de tipo sensorial que multiplica e intensifica el
impacto de la discapacidad auditiva y visual, creando un tipo de discapacidad diferente y
única en cada persona.
Una persona sordociega tiene necesidades específicas que varían de acuerdo a la edad y
los grados de sordera y ceguera que presenta, por lo que requiere de apoyos específicos
para comunicarse, orientarse y desplazarse, así como para acceder a cualquier tipo de
información auditiva y visual.
Los alumnos con sordoceguera requieren de un curriculum funcional, objetos de
referencia, sistemas de calendarios, uso del sistema Braille, uso de la dactilología y del
Método Van Dijk.
Discapacidad psicosocial o mental
Es una condición de vida temporal o permanente, que aparece generalmente durante la
adolescencia o en los primeros años de la adultez. Afecta directamente las funciones
mentales y de interrelación de la persona y limita su capacidad para ejercer una o más
actividades esenciales de la vida diaria.
Las enfermedades mentales tales como: psicosis (esquizofrenia), trastorno bipolar,
depresión, trastorno de personalidad limítrofe o fronterizo, trastorno de adicción
simultáneo o trastorno dual, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de ansiedad; sino
se identifican y atienden a tiempo, pueden derivar en una discapacidad psicosocial que
afecte las habilidades interpersonales necesarias para establecer interacciones sociales
recíprocas. La discapacidad mental no es una discapacidad intelectual.
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Esta condición no depende de la personalidad, voluntad o inteligencia de la persona, por
eso requiere de la intervención de profesionales en el ámbito de la salud, así como de
programas de prevención y tratamiento psiquiátrico y farmacológico.
Para evitar que estas conductas afecten el desempeño académico y la participación social
del alumno, se debe favorecer un ambiente familiar y escolar de convivencia seguro y
positivo que le brinde un clima de relaciones interpersonales cordiales, sentimientos de
pertenencia a un grupo social y de valoración, apoyar sus iniciativas personales y
brindarle confianza e independencia. Más allá de las terapias y el abordaje médico, el
fortalecimiento de los vínculos interpersonales y el sentir una realización personal, puede
ser de gran ayuda para superar las distintas condiciones psicológicas.
En todos los casos, se deben evitar castigos físicos, conductas que puedan provocar
accidentes y actitudes de discriminación.
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